Sin palabras
Quizá porque esta mañana en Madrid llovía, llovía, como esta pesada lluvia nuestra parecida a la de Galicia, y por eso yo me sentía especialmente sensible, delicado. Quizá por eso, digo, presencié una escena que me dejó más triste y sensible que nunca. Entraba yo en un supermercado, cuando en la entrada contemplé lo que me dejó atónito: un mendigo pidiendo, pobre de solemnidad y calado hasta los huesos y... ¡horror!: al mismo tiempo que extendía una mano para que alguien le diera unos céntimos, con la otra mano acariciaba un perrito que estaba atado a la puerta esperando que su dueña hiciera la compra del día.
Dicho perrito, de raza y con su chip correspondiente, iba ataviado con un impermeable, un gorrito, en fin. El perrito no estaba calado hasta los huesos, como quien lo acariciaba. Pensaría el mendigo: «Machiño, cómo te envidio, ¡vives mejor que yo!». Algo no funciona bien, y no estamos en vías de solucionarlo. Me sigo mojando, sigue lloviendo, pero esta imagen no se borra de mi cabeza.
España primer mundista, Sí claro.
Quizá porque esta mañana en Madrid llovía, llovía, como esta pesada lluvia nuestra parecida a la de Galicia, y por eso yo me sentía especialmente sensible, delicado. Quizá por eso, digo, presencié una escena que me dejó más triste y sensible que nunca. Entraba yo en un supermercado, cuando en la entrada contemplé lo que me dejó atónito: un mendigo pidiendo, pobre de solemnidad y calado hasta los huesos y... ¡horror!: al mismo tiempo que extendía una mano para que alguien le diera unos céntimos, con la otra mano acariciaba un perrito que estaba atado a la puerta esperando que su dueña hiciera la compra del día.
Dicho perrito, de raza y con su chip correspondiente, iba ataviado con un impermeable, un gorrito, en fin. El perrito no estaba calado hasta los huesos, como quien lo acariciaba. Pensaría el mendigo: «Machiño, cómo te envidio, ¡vives mejor que yo!». Algo no funciona bien, y no estamos en vías de solucionarlo. Me sigo mojando, sigue lloviendo, pero esta imagen no se borra de mi cabeza.
España primer mundista, Sí claro.